Llegar a Belfast con días de antelación previos al reto para nadar en esta costa y aclimatarme fue mi primer objetivo cuando planifiqué el viaje. Por lo tanto, hoy nos dirigimos más al Norte, a una playa cercana a la famosa Calzada de los Gigantes y entrenar en aguas lo más frías posibles.
Elegimos la playa Runkerry Beach, una tranquila bahía en la que casi nadie se atreve a zambullirse y de hecho hay carteles que alertan del peligro. Es justo lo que necesito, una playa no apta para el baño. Otro motivo es que quiero probar la fuerza de las corrientes trasversales antes de verme las caras con ellas durante el cruce.
Mientras nos preparamos para entrenar, algunos paseantes nos alertan del peligro. Les damos las gracias y les aseguramos que no vamos a arriesgar más de lo necesario. Además, le contamos el desafío al que hemos venido y, tras sorprenderse de mis intenciones, nos desean mucha suerte y comprenden el sentido del baño que vamos a darnos.
No tenemos intención de arriesgarnos, ya que no hay nadie que vele por nuestra seguridad, por lo que Selina y yo nos adentramos unos cuantos metros y comenzamos a nadar en línea paralela a la orilla. Ya no queremos pensar en el frío y ni siquiera tomamos la temperatura del agua. Hasta nos parece que está más caliente y es motivo de bromas mientras avanzamos.
Brazada tras brazada, y a pesar de nuestra prudencia, la fuerza de las corrientes que nos arrastran al interior no nos dejan terminar la hora de entrenamiento que nos hemos propuesto y algo antes de lo previsto salimos a tierra.
A pesar de todo, nos sentimos satisfechos con el resultado obtenido. Sobre todo, siento que el obstáculo de las corrientes no me impedirá alcanzar la costa escocesa.
Por último, tras un rato de descanso, terminamos la jornada con una caminata hasta el Rope Bridge, un puente colgante situado a unos 25 metros por encima del mar donde desde hace siglos se pesca el salmón y que ahora se ha convertido en una atracción turística.
El paseo junto a los acantilados es fascinante, a cada paso, el mar exhibe toda su energía, una fortaleza que yo ya he empezado a medir.