He venido aquí a realizar un cruce solidario tras muchas horas de esfuerzo y entrenamiento. Tengo un compromiso con la Fundación Asisa y otro con los pacientes de AEAL y GEPAC. No pienso irme sin mojarme en el Estrecho de Cook. Aún no he recibido el mensaje que espero del capitán Philip Rush y, para sobrellevarlo, no encuentro lo que más me haría falta en este momento: paciencia.
Viento, mareas, lluvias, tormentas… los elementos se han puesto de acuerdo para no darme tregua. Entreno, paseo, como, duermo… son horas grises bajo un cielo plomizo en las que en lo único que pienso es en un desafío que sigue pendiente.
¿Y si las condiciones no van a ser idóneas durante mi estancia? Digo yo que habrá que arriesgar o, al menos, intentarlo.
Tumbado en la cama del hotel escucho el sonido de un nuevo whatsapp. No puede ser… ¡otro día más con el viento en contra!
Esta vez respondo: «Philip, tenemos que hablar.»