Este era un viaje muy deseado desde que tuvimos que cancelar el reto a nado del Canal de Bristol el año pasado a causa del COVID. Cuanto más tiempo se planean los detalles menos hay que improvisar y por primera vez nos ha sobrado justo eso: tiempo. Bajo esa consigna me siento tranquilo, el orden de los acontecimientos parece establecido.
Las sensaciones las domina el entusiasmo, tanto mío como del resto del equipo. Desde el momento de facturar las maletas a recoger los vehículos de alquiler, conducir por la autopista hasta Swansea… ¡qué gozada sentir cómo el calor ha bajado de golpe unos cuantos grados!
Estas primeras horas de contacto con esta localidad de Gales las dedicamos a recorrerla y a buscar un punto de la costa en el que entrenar al día siguiente. La Bahía de Swansea parece un lugar excelente: aguas turbias del atlántico que han empapado el enorme banco de arena que forma la playa a lo largo de varios kilómetros a causa de la marea.
La luna está empezando a salir cuando recibo una llamada de Bristol Channel Swimming, entidad que organiza la prueba: las condiciones del mar y del tiempo previstas para el sábado no parecen tan buenas como se esperaba.
La tranquilidad inicial se desvanece.
Hemos convocado una reunión con ellos para hoy.
Fotos: Carlos Crivillés
Textos: Chus Sánchez