Mi reto para el 2017 no comienza haciendo las maletas con destino a Japón ni con largos entrenamientos en el mar, sino en la Unidad de Medicina Deportiva del Grupo Hospitalario HLA, donde me pongo en manos del cardiólogo Javier Pineda. Un examen médico es el primer paso que voy a dar para saber si de verdad estoy en forma y puedo comenzar mi rutina deportiva a buen ritmo.
Mi perfil como deportista se parece al de muchos de mis compañeros del Club de Natación RC7 de Alicante, hemos superado la barrera de los cuarenta años y de forma cotidiana realizamos ejercicio intenso o entrenamos para participar en largas travesías. Además, durante mis entrenamientos en seco coincido con muchos corredores que se preparan para pruebas como maratones o triatlones. Por tanto, me ha parecido interesante contar aquí la importancia de un control como al que yo voy a someterme, porque tengo claro que a muchos de nosotros nos falta información que puede ser de vital importancia. Para empezar, el doctor Pineda me deja un par de ideas muy claras:
Mezclar el deporte de alta intensidad con la edad sin control médico puede ser un coctel explosivo. Cada vez que aumentamos el esfuerzo físico para reducir los tiempos de una prueba deportiva, la agresión al sistema circulatorio es mayor.
Además, me grabo esta frase en la memoria: “El riesgo cero no existe, en ejercicios ligeros tampoco.” El dato hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de marcarnos límites y también porque la muerte súbita es un fantasma que nos persigue a todos los deportistas, ya seamos amateurs o profesionales. A este respecto me detalla que un porcentaje de casos que se producen cada año por muerte súbita se debe a la falta de un de control médico estricto, aunque nos parezca raro a estas alturas. En España la cifra ronda los 115 casos de muerte súbita al año.
El examen médico que voy a realizarme tiene como objetivo saber si mi cuerpo está preparado para iniciar entrenamientos intensos. “El problema es que muchas personas comienzan a hacer deporte sin conocer este objetivo o retoman la actividad después de años de vida sedentaria. La línea para pasar de deporte moderado a intenso es difícil de definir, depende del tiempo en el que te propongas realizar una determinada prueba, pero cualquier marca requiere mucha preparación física.” Para conocer mis límites tendré que poner mi corazón a mil por hora corriendo de forma controlada sobre una cinta. Se trata de reproducir en la medida de lo posible las condiciones de esfuerzo físico a las que me someteré más adelante, y sobre todo, el día del desafío.
Quizá son demasiados los datos para retenerlos mientras corro a toda velocidad sobre la cinta, pero de todo lo que me ha dicho algo que no se me escapa es la ventaja que tiene realizar este tipo de controles en un centro hospitalario en vez de en una consulta: “Ante cualquier eventualidad que pueda aparecer, estamos preparados con equipos y personal para resolverla.”
Javier Pineda es un profesional de la salud comprometido con el mundo del deporte, lo ha demostrado al ser autor de un artículo que ha tenido difusión internacional y que bajo el título Deporte, salud y muerte súbita, defiende, entre otras cuestiones, la creación de espacios cardioprotegidos en puntos de mayor confluencia de deportistas. Este es un tema que me dejo en el tintero pero que quiero retomar más adelante porque su aplicación podría salvar muchas vidas.
Me dejo para el final el mejor y más sabio consejo del doctor Pineda:
“cuando se retoma o se decide hacer deporte lo primero es disfrutar, después ya vendrán las metas y los retos.”
Ahora mismo me encuentro en ese punto, en el de disfrutar nadando.
En un video de un minuto el cardiólogo Javier Pineda explica las pruebas.
Ecocardiograma para observar el corazón, sus paredes y sus válvulas desde un punto de vista morfológico y funcional.
Prueba de esfuerzo deportiva o Ergometría. Está indicada, entre otros, para conocer el estado físico de una persona que va a iniciar un programa de entrenamiento físico. El estudio se puede realizar de manera personalizada, donde el deportista podría elegir entre realizar la prueba en bicicleta o en cinta, con incrementos graduales de velocidad, resistencia y pendiente, en función de sus variables individuales. Todo ello hace que la prueba sea más dinámica, fisiológica y personalizada. Durante el esfuerzo, se monitoriza el ritmo del corazón con un electrocardiograma, la presión arterial y la comprobación de la capacidad respiratoria (analizador de gases o ergoespirometría) durante su máximo esfuerzo, para el diagnóstico de posibles alteraciones.
Holter-ECG ambulatorio: permite monitorizar el ritmo cardíaco durante 24h de forma ininterrumpida.